Con la llegada del verano condicionada por el cambio climático, las temperaturas cada vez son más altas y extremas lo que hacen que le añadamos a nuestros entrenamientos un plus de dificultad: EL CALOR
La práctica de ciclismo con calor afecta gravemente nuestro a rendimiento y provoca varios cambios fisiológicos:
Aumento de la frecuencia cardiaca.
Aumento del lactato en sangre.
Aumento de la temperatura corporal y de nuestra piel.
Exceso de sudoración
Todos estos cambios fisiológicos mencionados anteriormente provocan que al realizar un mismo esfuerzo, nuestro cuerpo está gastando muchísima más energía.
Un estudio mostró que los ciclistas pueden experimentar un aumento de 4-5 °C en la temperatura corporal durante un esfuerzo de alta intensidad, mientras que otro estudio independiente indicó que el aumento de 1 grado en nuestra temperatura corporal, provoca una reducción del 16% de nuestro VO2 máximo.
Aparte de la disminución de nuestro rendimiento y el aumento de la fatiga, entrenar con temperaturas elevadas puede provocar también deshidratación, calambres y/o desfallecimiento.
¿COMO PODEMOS COMBATIR EL CALOR Y DISMINUIR AL MÁXIMO SUS EFECTOS?
La hidratación juega un papel fundamental, beber mucho antes, durante y después del esfuerzo será uno de nuestros mayores aliados.
¿Pero qué debo beber? El calor y en concreto el exceso de sudoración provocarán la pérdida de agua y sales. El agua tiene una composición en sales minerales baja para la pérdida que obtenemos con la práctica de deporte, por ello, nuestra hidratación tiene que ser complementada con sales minerales. Llenar nuestros bidones con electrolitos, o tomar pastillas de sales son las mejores soluciones para evitar la deshidratación.
El uso de ropa ligera y transpirable, ponerse protector solar, evitar las horas centrales del día y refrescarnos tirando agua por encima, son otras de las acciones que nos ayudarán a combatir el calor.